AVANTANGO
¿Qué tiene de raro encontrar a Thomas Chapin, el malogrado multiinstrumentista que representó como nadie la movida “loft” neoyorquina, tocando tangos de Salgán y Piazzolla acompañado de Ethan Iverson, el líder enfant terrible de The Bad Plus, todo dirigido por Pablo Aslan, contrabajista argentino, en directo en la legendaria sala neoyorquina Knitting Factory? Bastante, en realidad. Ahora que el tango parece haber conseguido, por fin, modernizarse con la excelente aunque inconstante compañera de baile que resultó ser la electrónica, cabe recordar el elevado nivel musical y artístico de este intento de fusionarlo con el jazz, en una de las primeras encarnaciones de un proyecto llamado Avantango.
Avantango
Y en el 2000 también
Pablo Aslan (b); Thomas Chapin (sa, fl); Ethan Iverson (p)
Grabado en vivo en la Knitting Factory 8 de mayo de 1996
En mayo de 1996 faltaban un par de meses para que Thomas Chapin grabara su obra maestra, Sky Piece, pero ya se había convertido en una de las mejores y más artísticas encarnaciones de la escena «loft» de los noventa. Ethan Iverson ya había mostrado sus inclinaciones free bop en School Work, su primer disco, antes de iniciar los procesos de deconstrucción con The Bad Plus que lo harían más notorio. Pablo Aslan, el líder de todo este asunto, se mudó a Nueva York en la década de los ochenta y fundó, además de Avantango, los grupos New York Buenos Aires Connection y el New York Tango Trio. En 1997, después de la grabación de este disco, participó de una gira con Yo-Yo-Ma y también fue miembro del Quinteto de Nuevo Tango de Pablo Ziegler. Hombre versátil, es capaz de acompañar tanto a Joe Lovano y a Gary Burton como a Julio Iglesias y Shakira. Su formación Avantango, ya no este magnífico e irrepetible trío con dos representantes de la vertiente más intelectual del free jazz, sino un sexteto acompañado de una cantante y una troupe de bailarines, representa para muchos el epítome de la «escena tango jazz» neoyorquina y sacó un disco, Avantango, en el 2004, que curiosamente figura en muchas partes como el primero. Pero la profunda y por momentos conmovedora música del trío Aslan-Chapin-Iverson de 1996 hacen que sea prácticamente un crimen olvidar este Y en el 2000 también.
Avantango
Y en el 2000 también
Pablo Aslan (b); Thomas Chapin (sa, fl); Ethan Iverson (p)
Grabado en vivo en la Knitting Factory 8 de mayo de 1996
En mayo de 1996 faltaban un par de meses para que Thomas Chapin grabara su obra maestra, Sky Piece, pero ya se había convertido en una de las mejores y más artísticas encarnaciones de la escena «loft» de los noventa. Ethan Iverson ya había mostrado sus inclinaciones free bop en School Work, su primer disco, antes de iniciar los procesos de deconstrucción con The Bad Plus que lo harían más notorio. Pablo Aslan, el líder de todo este asunto, se mudó a Nueva York en la década de los ochenta y fundó, además de Avantango, los grupos New York Buenos Aires Connection y el New York Tango Trio. En 1997, después de la grabación de este disco, participó de una gira con Yo-Yo-Ma y también fue miembro del Quinteto de Nuevo Tango de Pablo Ziegler. Hombre versátil, es capaz de acompañar tanto a Joe Lovano y a Gary Burton como a Julio Iglesias y Shakira. Su formación Avantango, ya no este magnífico e irrepetible trío con dos representantes de la vertiente más intelectual del free jazz, sino un sexteto acompañado de una cantante y una troupe de bailarines, representa para muchos el epítome de la «escena tango jazz» neoyorquina y sacó un disco, Avantango, en el 2004, que curiosamente figura en muchas partes como el primero. Pero la profunda y por momentos conmovedora música del trío Aslan-Chapin-Iverson de 1996 hacen que sea prácticamente un crimen olvidar este Y en el 2000 también.
Como era de esperar, el disco se abre con un tema de Piazzolla, sujetado por el bajo firme y lleno de recursos de Aslan. Luego «Don Agustín Bardi», de Horacio Salgán, ya es una fiesta en manos de este poderoso trío, polirrítmico, tanguero, canyengue, sucio y a la vez profundamente tributario del free. Chapin recorre ríos y meandros con su saxo, arrastrando a Iverson (que suena un poco tímido a su lado), mientras Aslan parece contemplarlo todo y marca el momento de volver. Aquí se juega todo: tango, free y dinámica de trío. «Che Bandoneón» de Troilo y Manzi es la ternura, encarnada otra vez por Chapin. En «Tomo y obligo», el espíritu gardeliano se desliza por el contrabajo de Aslan y la flauta de Chapin. Hay otro Piazzolla («Baires 72») y una suite compuesta por Chapin («Telling comment») que se contagia y fluye con el espíritu tanguero del disco y donde las intervenciones de Iverson parecen marcar el compás desde las sombras. «Petite Fleur» de Sidney Bechet se convierte en tango, con el ritmo marcado por el arco del contrabajo y entrelazado con el saxo alto de Chapin. Además de la altísima musicalidad de este disco, hay una honestidad intelectual en estas fusiones y transformaciones de la que carecen otros intentos tango-jazzeros o viceversa. El disco se cierra con un homenaje a Sabat de Aslan («Sabateando»), otra suite que repite la dinámica fluida y sin contradicciones del tango y el free bop. Editado en 1998, poco después de la muerte de Chapin, todo este disco resume, con una adecuada melancolía porteña y tanguera, el concepto de lo irrepetible.
Publicado en la sección Rarum de la revista Cuadernos de Jazz
2 comentarios:
Eduardo
Gracias por tus comentarios. No se si conoces mi disco mas reciente, que fue grabado en Buenos Aires. Se llama Buenos Aires Tango Standards y es, creo, otro paso mas en este mundo musical que como ves, vengo explorando junto a grandes musicos ya hace muchos años.
Un abrazo
Pablo
Hola, Pablo. No, no lo he escuchado. Ahora vivo en Barcelona y escribo en Cuadernos de Jazz, el diario ABC y la revista JAC. Abrazo. Eduardo
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